noviembre 03, 2012

10 meses y 1 año


Una cicatriz fue la excusa para comenzar. La luna estuvo presente aquellos días en que todo empezó con un "So sentimental, not sentimental no!". Días en que las ilusiones despertaban y crecían con paseos en el parque, risas, pequeñas apuestas, bromas, preguntas, respuestas, historias, miradas, golpecitos en el brazo y arañazos.

Desde el comienzo fue todo muy lindo, apenas lo conocía y sentía que lo quería, apenas lo conocía y pensaba en él todo el día, apenas me conocía y me quiso de la misma forma, ¿no es eso maravilloso? Cuando lo miro siento que es todo lo que necesito, cuando me abraza me siento tan segura, me da un beso y pienso que nada puede ser mejor. 

Nos tomamos de la mano, caminamos abrazados, hago que corra tras de mí cuando quiero jugar con él y es grandioso que no me reprima por ello o se aburra de hacerlo, es grandioso verlo venir para abrazarme y darme un beso, es todavía más grandioso verme en sus ojos, sentir su alegría y que sienta la mía. No cambiaría por nada todo el tiempo que tengo a su lado, los hermosos recuerdos juntos, los sueños que tenemos y pensamos cumplir.

Lo amo con cada parte de mí, lo quiero siempre conmigo, lo extraño mientras escribo esto. Hoy cumplimos 10 meses y 1 año, al revés, pero es lo mismo. Sigo esperando con ansias verlo conectado en algún momento, mi corazón sigue palpitando rápido cuando él se aproxima, todavía sonrío cuando me habla o cuando lo veo, pienso en él cuando voy a dormir y al despertar. Quiero casarme con él algún día y formar nuestra propia familia.

Un año y diez meses quizá no es demasiado tiempo, pero me alegra saber que todos los días he sido feliz a su lado, que vivimos con emoción, amor e ilusión cada día, me alegra saber que estoy con el hombre más increíble que haya conocido, me alegra comprobar que mi corazón empezó a latir más rápido al verlo conectado, también me alegra que algunas lágrimas resbalen por mis mejillas porque esta vez no es de tristeza, es de alegría, de esperanza, de sueño, de amor y de la certeza de que estaremos juntos toda la vida.