octubre 27, 2011

Será el destino


Alcé el brazo para parar el carro, era un poco tarde porque me había demorado un ratito con un chico grandioso, mi chico grandioso. No suelo llegar tan tarde a la universidad y esta vez el carro se demoró en venir. Subí y me dirigí al último asiento de dos personas, había 6 personas en un carro como de 50.

La ventana estaba abierta y saqué mi chupetín, uno de los tantos que me dio mi chico grandioso. Luego saqué el libro que estoy leyendo (El décimo círculo) y el viento que entraba por la ventana me golpeaba. Estaba sumergida en el libro, no paraba de leer, pero me daba cuenta que el carro se iba llenando. Un chico se sentó a mi lado y hacía algo con su teléfono, yo seguí leyendo, hasta que el carro llegó a Javier Prado y se quedó un buen rato.

En este punto, sentí que las personas comenzaron a ver por la ventana, pero no por la que estaba a mí lado, sino por la del otro lado... entonces mi curiosidad no pudo más y levanté la vista... Había dos personas discutiendo allá afuera, no pude ver bien porque la cabeza del chico de mi lado me tapaba... Él volteo brevemente y mi mirada se encontró con la suya. Me avergoncé, ¿pensará que lo estoy mirando?

-¿Qué pasó?- dijo, volteando la cabeza en dirección a la pelea - ¿Han chocado?
- No sé... parece, por eso estaba mirando - dije un poco tímida.
- Ah... como volteaste para acá...- Sonrió en forma de disculpa.
- Sí, es que la gente estaba viendo y quería saber lo que había pasado - dije, sin saber bien qué decir.

En este punto nos quedamos callados, yo miré por la ventana de mi lado y seguía chupando mi chupetín, no sabía a dónde dirigir la mirada así que pensé en seguir leyendo, cuando me interrumpió.

- ¿Qué lees? - alcanzó a decir sin mucho rodeo, como arriesgándose.
-Un... libro?- al momento de decir esto me sentí muy cortante, así que me reí para suavizar mis palabras, mientras jugaba con el chupetín. A continuación le mostré la portada del libro.
-El...Décimo Círculo... ¿y qué tal es?- Sentí que se arriesgó de nuevo con esa pregunta.
- MMM interesante, me gusta leer, ¿a ti te gusta? - sabía que me iba a decir que sí, por el simple hecho de decir lo que sea.
- Sí, me gusta leer a Paulo Coelho, estaba leyendo su último libro que es un poco difícil su nombre así que no me acuerdo - Esperaba que le dijera algo.
- De Coelho me gusta Los ojos de mi princesa - Le dije en un tono amable.
- Ah, sí, esa también es buena - Dijo un poco dudoso. En este momento me di cuenta que él no tenía idea de libros.

Me percaté que vestía con short, una polera marrón, una de sus manos tenía un poco de pintura. Medía como un metro ochenta, tez blanca y su cabello marrón que hacía juego con sus ojos. Sin embargo, no es de aquellos chicos que salen en las revistas, tenía el porte, pero no se veía vanidoso, tampoco las chicas se enamorarían de él como si fuera una estrella, pero algo tenía.

- ¿Te ha pasado alguna vez? - preguntó
- ¿El qué? - contesté
- El accidente o estar por morir... a mí me pasó un día cuando salí con mi primo y se quemó un local a donde iba ir y mi primo me llevó a otro, fue el destino - Sentí que se perdió en sus pensamientos.
- Mmm, manya, así que el destino... Yo también digo eso, sí varias veces casi muero en la pista porque me da miedo cruzar, pero cuando cruzo paso muy cerca del carro y una vez por Angamos vi a la muerte en mi cara- Recordé ese instante.
- Bueno, menos mal sigues aquí, por algo pasan las cosas... Es el destino.

Me quedé pensando un momento en el destino, eso siempre digo y fue por culpa de una amiga de la Universidad, es raro...

- Y... ¿A dónde vas?, ¿a estudiar? - Preguntó con temor. En ese momento la voz de mi madre cuando tenía 4 años vino a mi mente: No hables con extraños.
- Sí, justo voy a estudiar, pero se me hace tarde... - Cuando dije eso estaba preocupada porque quizá no llegaría a la clase a tiempo.
- ¿A qué hora tienes clases?, ¿qué estudias? - Me miraba fijamente con ojos curiosos.
- A las 6... Comunicaciones, en la universidad de por aquí... hahaha.
- Faltan 20 minutos, no creo que llegues... Pero ya te dije, las cosas pasan por algo... ¿el destino? - comentó- ¿Tú vives por aquí? Digo, por donde subiste... - Se dio cuenta que estaba preguntando cosas que tal vez no debería preguntar, sentí que lo hizo para que no quedemos en silencio.
- Jesús María, ¿tú? - En realidad no quería saberlo, ya me estaba poniendo un poco más nerviosa mientras la voz de mi madre seguía en mi cabeza.
- Yo soy de Bolivia, pero trabajo en Jesús María por cuba, por donde subí, en construcción (aquí entendí lo de la pintura en su mano) estudié Marketing, pero me gusta construcción, pienso estudiar Ingeniería civil luego - Esperaba una respuesta.
- Ah manya, a mí me encanta Marketing... de Bolivia?¿? - Le creí, no parecía de aquí.
- En Bolivia no hay trabajo, por eso vine aquí y me gusta construcción - Admitió con cierto orgullo. Luego empezó a contarme que había estado en Venezuela y España por algunos trabajos y que tuvo la oportunidad de ir a Francia, pero era muy cansado el trabajo. Cuando dijo Francia me despertó cierto interés, yo espero poder ir ahí algún día.
- Me estás floreando, yo también puedo decirte que he ido a Argentina y Londres...- Le dije desafiante.
- ¿Has ido a Londres? - Ingenuo, ¿no se da cuenta cuando uno bromea?
- Claro que no, pero podría decirlo como tú.
- Ah, O sea que no me crees - Sonrió. Lo miré cerrando un poco los ojos, con sospecha.
- Me floreas hahaha
- Hahaha, no, si quieres otro día te enseño mi pasaporte - dijo amablemente.
- ¿Otro día? - No, que no me pida mi número....
- Sí, otro día... te puedo llamar y verás que no te miento, ¿me das tu número?
- No me vas a creer, pero no tengo celular - Hizo una expresión que no sé bien cómo traducir.
- Ah, no te preocupes, te creo. También puedes llamarme... - Agregó esperanzado.
- ¿Llamarte? - Me reí en tono de burla - Mmm no creo... ya será si es el destino. ¿Qué signo eres?
- Géminis, ¿tú?- Preguntó sin mucha emoción.
- Libra... ¿géminis? No me llevo bien con ellos
- ¿Por qué?, ¿doble cara?
- Sí, son como hipócritas y Libra es leal - Aquí me enorgullecí de mi signo.
- Pero yo también soy sincero.. Nací en junio. ¿Qué edad tienes?- Me miró más detenidamente y me sentí avergonzada- Pareces de 18 o 19...
- Acabo de cumplir 19 - Admití resignada - ¿Tú, qué edad tienes?
- 26, yo si los cumplí en junio - Dijo mientras se miraba las manos.
- Así que 19, eres chiquita todavía y estás estudiando- Me preguntó algunas cosas como lo que hago en la mañana o en qué ciclo voy.

Me preocupaba la hora, el carro paraba mucho y ahora estábamos por Ripley y Saga de San Isidro. El semáforo estaba en rojo y algunas personas bajaron del carro, mientras otras dos pedían que abran la puerta de atrás.

- Entonces debes tener muchos amigos - Me dijo.
- No, en realidad no soy tan social, no me gusta hablar mucho con las personas (me miró con cara de "Me estás hablando y no me conoces"), pero no sé estoy hablando contigo.
- Ah, lo siento, es que fui yo quién te hablo - Note que se avergonzó.
- Sí, pero es que normalmente si me hablan como tú no suelo seguir, solo digo lo necesario y me volteo para seguir con lo que hago, pero digamos que me despertaste cierta curiosidad, solo hablo con personas que parecen interesantes- Me sentí un poco confundida.
- ¿Parezco interesante?
- Bueno no sé - Ahora yo me sentía avergonzada.

Silencio otra vez, ese silencio incómodo. ¿Cuánto falta para llegar? El profesor me da miedo porque es muy rudo, aunque es taller y no debería preocuparme tanto...

- ¿Qué hora es? - Quise saber.
- Faltan 10 minutos, no llegas - Una risa torcida, como queriendo burlarse un poco de mi desesperación - ¿Eres hija única?
- No, tengo hermanos
- Ah, nosotros somos cinco. Me pusieron Benjamín porque pensaron que iba a ser el último, pero soy tercero jaja.
- Hahaha, ¿Benjamín? Vaya, así que ese es tu nombre.
- Sí, ¿y el tuyo?
- Adivina - Sonreí y lo miré - ¿Cara de qué nombre tengo?
- A ver.... ¿Lucecita?
- Hahahaha!!
- ¿Flor?, ¿Ana?, ¿María?... - Dijo otros nombres más que no recuerdo.
- No, jajaja, ninguno - En este momento estábamos por Corpac.
- Dime telepáticamente, por el pensamiento, a ver si acierto - Cerró los ojos como esforzándose por pensar.
- Mmm ya te lo dije con el pensamiento- Me dio risa eso de hacer que adive.
- ¡Estefanía! hahaha- Me reí y le dije que no- Margie?, con L?¿ Laura??, a ver nombres difíciles... Mmm (me dijo otros más).
- Nop hahaha, bueno… permiso - Puso cara de ¿ya te bajas?
- Claro, ¿no me dirás tu nombre?- Preguntó con esperanza.
- Quizá, cuando nos volvamos a ver, ya sabes, será el destino.

octubre 18, 2011

Camino hacia el inconsciente

Hoy me compré un libro en la tarde, fue porque no iría a la universidad y necesitaba entretenerme en algo, hacer que mi mente no piense en lo que había soñado. El libro se titula "El décimo círculo" y es de Jodi Picoult.

Entonces, debe ser cierto eso de que piensas en algo y crees que todo tiene relación con eso. Lo digo por todo lo que me ha pasado hoy, no es necesariamente malo, solo me hace pensar en muchas cosas. Por otro lado, él no está, lo dejé hablando con ella y fui a leer el libro porque quería entretenerme en algo, no puedo estar pensando en eso que soñé y ver como están ahí ellos dos hablando de Dios sabe qué.

Mi mente se entretuvo un rato, pero ahora he venido a escribir de esto porque, como dije antes, es probable que cuando piensas en algo de pronto crees que todo tiene relación con eso y en el libro que estaba leyendo dijeron algo de los sueños y ya lo relaciono a lo que soñé, aunque creo que no tiene nada que ver, pero es así como funciona.

Antes voy a poner algo que me llamó la atención y que también es parte del libro:
"...Comprendió que el verdadero error que había cometido aquel día no había sido volver momentáneamente la espalda, sino creer que podías perder a alguien a quien amabas en un instante, cuando en realidad era un proceso que llevaba meses, años, toda la vida (de esa persona)".

Ahora lo que menciona de los sueños:
"Él decía que los sueños eran un «camino real» hacia el inconsciente, hecho de todos los deseos prohibidos que uno tiene y desearía no tener".

Milagrosamente me acuerdo lo que soñé y que no fue lindo, por alguna razón han pasado cosas raras hoy y que pueden tener un poco de relación. Me compré un libro para entretenerme y ahora pienso más en eso y la relación de todo.

Actualización: Otra parte del libro que me hizo gracia solo por la fecha.
- ¿Te dijo alguna vez que te quería?
Yo se lo dije una vez [...] Me dijo que él también me quería.
- ¿Cuándo fue eso?
El 14 de octubre, a las 9:39 de la noche.

Creo que me he dedicado a tomar nota mental de algunas citas del libro.
Había aprendido de la manera más dura que nunca somos las personas que creemos ser. Somos aquello en lo que, con todas nuestras fuerzas, fingimos que no podemos convertirnos.

octubre 07, 2011

Ella lo entendió


Ella dejó de soñar, dejó de creer que podía ser todo tan hermoso como lo veía. Las mariposas de lindos colores desaparecieron, el cielo ya no albergaba ninguna estrella, la luna no estaba presente y ella caminaba aturdida.

Ella dejó de creer en que algo mejor estaba por venir, dejó de sonreír y de cantar. Sus metas habían quedado en el olvido, la risa no tenía ningún sentido y las canciones no las podía cantar.

Ella se dio cuenta que no todo es lindo, que no todo es perfecto, no podía creer que había estado viviendo engañada todo el tiempo, no podía creer que los ángeles con los que hablaba nunca habían estado ahí.

Ella caminaba sola, en esa calle junto al puente que estaba desolada, con los hermosos arboles de hojas rojas que solo vivían en su imaginación. La banca siempre estuvo vacía. No sentía más lo que era el amor, el odio y rencor se apoderaron de su vida.

Y lloraba, lloraba porque ya no era todo tan hermoso, tan especial y mágico. Lloraba porque prefería vivir engañada, lloraba porque los poemas ya no tenían esa carga emocional. Lloraba porque estaba sola parada en aquella calle junto al puente.

Ella sabía lo que vendría, sabía que todo estaba cambiando repentinamente, sabía que su vida había tomado otro rumbo. Ella estaba ausente.

Entonces, Ella cambió su risa por el llanto, cambió a sus ángeles por demonios. Cambió las canciones y los poemas por resignación y lamento. Así es como Ella cambió su vida... por la de Él.